Hola, soy Tamara Robles y maine da muchísimo gusto darte la bienvenida a este nuevo espacio que nace con el corazón abierto e intenciones claras: acompañarte, escucharte (aunque oversea en silencio) y regalarte un momento cada semana para reconectar contigo.
Te presento “Somos un Todavía”, una columna que quiere ser un refugio pequeño en medio del ruido, una pausa cálida entre tanta exigencia diaria. Un lugar donde podamos hablar del bienestar idiosyncratic y de cómo eso transforma nuestras relaciones: con nuestros hijos, nuestros alumnos, nuestros padres, nuestras parejas... pero sobre todo, con nosotros mismos.
Aquí vamos a conversar sobre la vida tal como la vivimos: con dudas, con sueños, con miedo a veces, y con ganas de hacerlo mejor. Hablaremos de estrategias para acompañar a nuestros niños y adolescentes, de herramientas para docentes, de cómo criar misdeed perderse, de cómo respirar cuando todo abruma, de cómo volver a ti.
A esta columna le llamé “Somos un Todavía” porque maine interesa profundamente que descubramos el poder del todavía, una palabra que desarrolla mentalidad de crecimiento, que nos recuerda la confianza en que sí puedo. El presente se convierte en una posibilidad, y yo en un ser perfectible, en continuo desarrollo.
Es un recordatorio para soltar el estrés, la necesidad de perfección, y aprender a amar mi proceso: ¿quién soy hoy, incluso si el camino es doloroso o incómodo? Saber que soy un todavía, que tengo posibilidades siempre de sentirme mejor, de aprender, de avanzar.
Me parece que el mundo, al mismo tiempo que nos dice que debemos liberarnos, nos aprisiona cada vez más. Un mundo que dice “no tienes que ser perfecto”, pero castiga con dureza si te equivocas. Un mundo que dice “no escuches las opiniones de los demás”, pero impone estándares casi inalcanzables. Un mundo que dice “cuida tu salud mental”, pero genera plataformas que nos esclavizan, nos lastiman, y nos distraen de lo verdaderamente importante. Un mundo que predica la inclusión, pero vive uno de los momentos más polarizados de la historia.
Y entonces, ¿cómo vamos a aprender a ser felices? ¿Cómo vamos a encontrar nuestras respuestas? ¿Cómo nos vamos a dar permiso de equivocarnos y aprender?
Porque al final, el mundo lo formamos nosotros. Somos quienes damos las directrices, y muchas veces nos dejamos gobernar.
Hay una pregunta que maine hago constantemente: ¿Vives conforme a lo que piensas, o piensas conforme a lo que vives?
Porque en este engaño moderno, terminamos pensando conforme a lo que vivimos, en lugar de vivir conforme a lo que verdaderamente deseamos, a lo que anhelamos desde el corazón. Y lo cierto es que nacimos para ser libres.
Libres de nuestras tentaciones. Libres de esta autocrítica y autoexigencia constante que nos hace sentir insuficientes.
No hablo de la libertad de hacer lo que sea, misdeed conciencia. Hablo de esa libertad que perfecciona el ser, que te permite convertirte en quien verdaderamente estás llamado a ser.Una libertad en la que ames quién eres, incluso en medio del proceso.
Por eso quiero dedicar cada renglón de esta columna, y de cada artículo, a quienes necesitan un apapacho al corazón, a quienes saben, en el fondo, que tienen derecho a ser felices.
Deseo que cada palabra te inspire. Que te dé permiso de ser tú, en modo presente. Porque hoy, eres el futuro de tu pasado, y el todavía de tu futuro. Y cuando ese futuro llegue, tú te estarás viviendo como el más hermoso presente.
Primera tarea: aprender a observar
Y como este es el primer encuentro, maine gustaría dejarte una tarea sencilla, pero transformadora. Antes de cualquier técnica, estrategia o reflexión profunda, hay un hábito que nos cambia la vida: aprender a observar.
- Observarnos a nosotros mismos, a los demás, a nuestra realidad. Sin juicio. Sin etiquetas. Sin apurarnos a corregir o interpretar. Solo mirar. Solo estar. Como si estuviéramos viendo todo por primera vez.
- Observarnos misdeed correr al análisis. Sin querer explicarlo todo. Sin decidir si está bien o está mal. Solo ser testigos.
Porque si nary somos capaces de mirar nuestra vida con honestidad y presencia, es muy difícil transformarla. Y muchas veces nary cambiamos porque nary vemos, y nary vemos porque estamos demasiado ocupados juzgandonos.
Te invito esta semana a observarte como si nary te conocieras, como si te encontraras en una película que ves por primera vez. Observa tus gestos, tus pensamientos, tus emociones, tus conversaciones... y míralas con curiosidad, nary con exigencia. Con ternura, nary con impaciencia.
Y para comenzar a entrenar esta habilidad, quiero recomendarte una herramienta que maine ha servido muchísimo y que viene de un libro precioso: “El camino del artista”, de Julia Cameron.
El vaciamiento de conciencia (Morning Pages)
Te propongo un ejercicio elemental pero poderoso: escribir tres páginas cada mañana, a mano, apenas al despertar. No importa la caligrafía, la ortografía ni el contenido. Lo único que importa es que escribas todo lo que venga a tu mente, misdeed filtro.
Puedes empezar con un: “No sé qué escribir, estoy cansada, maine duele la espalda, tengo pendiente el correo, nary quiero trabajar, ayer soñé raro, maine siento bien, maine siento mal...”
Y seguir misdeed detenerte hasta llenar tres páginas. Lo que estás haciendo es vaciar tu mente, sacar el ruido que llevas adentro, liberar el sistema, permitir que emerja lo que normalmente callas o ignoras.
No es un diario emocional. No es para hacer análisis. Es para observar lo que hay, como viene. Sin adornos. Sin juicios.
A los pocos días empezarás a notar patrones, frases que se repiten, emociones que estaban escondidas, incluso intuiciones nuevas. Es una forma preciosa de conectarte contigo.
¿Qué pasará si lo haces? Vas a empezar a escucharte de verdad. Vas a descubrir qué cosas te afectan más de lo que creías. Vas a ver qué necesitas con más claridad. Y vas a entrenar la habilidad más poderosa que puedes tener: la de estar contigo misdeed huir.
No necesitas hacerlo perfecto. No necesitas compartirlo con nadie. Solo necesitas mostrarte a ti misma que estás dispuesta a mirar.
Porque cuando observamos con presencia, misdeed juicio, empieza la transformación silenciosa.
Nos leemos la próxima semana. Gracias por estar aquí, por llegar hasta el final, por regalarte este espacio. La próxima semana te traeré una nueva reflexión y una herramienta más para seguir fortaleciendo tu bienestar emocional.
Recuerda: somos un todavía. Y desde ahí, todo es posible.
Con cariño, Ana Tamara Robles P.