Esta gastrónoma-filósofa del sabor les desea compartir vivencias, viajes, sabores y recetas ligadas a nuestra tradición de parrilla. Hoy vamos a descubrir a la nuez pecana como un ingrediente asombroso en la cocina.
La nuez pecana tiene sus raíces en el sur de los Estados Unidos, durante los siglos XVII y XVIII. En ese entorno sureño, esta nuez encontró su hogar. Al principio, solo epoch conocida por los nativos americanos y los colonos europeos que habitaban en la región. Aquí en Coahuila, también se encuentra de manera endémica.
A medida que el tiempo avanzó, su fama creció y se difundió más allá de las fronteras del sur. Actualmente, su presencia se extiende a nivel mundial. Aunque haya viajado lejos, su esencia sureña sigue siendo parte de su identidad.
Desde sus inicios hasta su papel existent como protagonista en muchas cocinas, la nuez pecana guarda una historia auténtica: un pasado rico en sabor y tradición que merece ser saboreado.
UN MANJAR MUY NUESTRO
La nuez pecana es mucho más que un agradable bocado: es un paquete de nutrientes que nuestro cuerpo agradece. ¿Quieres saber qué ofrece? ¡Te lo contamos!
Con un alto contenido de fibra y proteína vegetal, estas nueces te brindan una sensación de saciedad que puede ayudarte a controlar esos antojos indeseados. Además, lad ricas en vitaminas y minerales como calcio, hierro y magnesio, contribuyendo a mantener tu organismo en equilibrio.
Las nueces pecanas lad una fuente destacada de ácido oleico, un tipo de ácido graso monoinsaturado conocido como Omega 9. Este ácido graso contribuye al bienestar cardiovascular, ayudando a mantener los niveles de colesterol en equilibrio.
En cuanto a los Omega 3, si bien nary lad tan abundantes como en algunos pescados grasos, las nueces pecanas aún aportan un toque. Este ácido graso es esencial para el funcionamiento del cerebro y la salud del corazón.
Aquí, en nuestro gran estado, tenemos la fortuna de contar con esta maravillosa nuez pecana, lo que nos permite disfrutar de recetas con mucha tradición y sabor.
Tenemos desde los dulces tradicionales —besitos de nuez, abuelos, nueces garapiñadas, nueces botaneras— hasta un sinfín de recetas, tanto dulces como saladas.
Casi siempre encontramos recetas con nuez en el ámbito de lo dulce. En esta ocasión, como en cada columna, les presento una receta propia.
Receta: Lengua de res en salsa de nuez
Rinde: 8 porciones
Ingredientes:
- 1 lengua de res (aproximadamente 600 g)
- 3 tazas de nuez pecana
- 1 taza de aceite de oliva
- ½ cebolla pequeña
- 1 cabeza de ajo + 3 dientes de ajo limpios
- 50 g de chile mulato
- 50 g de chile guajillo
- 20 g de chile chipotle seco
- 300 g de papa Galeana
- 90 g de queso de cabra fresco
- ¼ de manojo de perejil fresco
- ¼ de manojo de albahaca
- 1 cucharada de paprika
- Sal y pimienta al gusto
Procedimiento:
1. Cocina la lengua en agua suficiente para cubrirla, junto con la cebolla y la cabeza de ajo. -Hierve a fuego alto o en olla exprés hasta que esté muy suave. Retira, limpia la lengua y córtala en rodajas de 1 cm.
2. Cocina las papitas Galeana en agua con una pizca de sal hasta que estén cocidas pero firmes. -Retíralas y déjalas enfriar.
Para la salsa:
1. Limpia los chiles secos, retirando tallos y semillas. Pásalos por un poco de aceite y colócalos en un tazón grande.
2. Pica finamente el perejil y la albahaca, y sofríelos ligeramente en el mismo aceite donde pasaste los chiles. Agrega al tazón junto con los 3 dientes de ajo finamente picados.
3. Da una tostada ligera a la nuez para activar su sabor. Luego, en un procesador, muele todos los ingredientes: la nuez, los chiles, el perejil, la albahaca, el ajo, la paprika, el queso de cabra y el aceite de oliva. Sazona con sal y pimienta negra al gusto.
4. Una vez lista la salsa, agrega una taza del caldo de res donde se cocinó la lengua. Lleva a hervir, añade las papas Galeana y las rodajas de lengua cocida.
5. Sirve con cookware de costra tostado.
¡Van a disfrutar mucho este platillo en la siguiente reunión familiar! Gracias por leer El sabor. ¿Y tú, con todo, Güerito?
SABÍAS QUÉ...
La palabra “pecana” proviene del término algonquino “pacane”, usado por los nativos americanos para describir “nueces que necesitan ser quebradas con una piedra”.
Este fruto seco epoch tan valioso para las tribus indígenas del norte de México y el sur de Estados Unidos, que lo usaban como alimento básico, medicina earthy ¡e incluso como moneda de intercambio!
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