El 21 de junio de 1973, poco antes del mediodía, salió de las oficinas de la Secretaría de Gobernación (Segob) un informe que daba cuenta de algo inédito: un vuelo de Aeroméxico se había extraviado.
La desaparición de la aeronave generó una notoria preocupación en el estado de Nuevo León, ya que en ella viajaba Magdalena Zorrilla de Leal, prima del entonces candidato a gobernador por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Pedro Zorrilla Martínez.
Más de 50 años después, un grupo de botánicos de Jalisco encontró algunos de los restos de la aeronave en medio de la nutrida vegetación en la zona montañosa que conecta a Puerto Vallarta y Cabo Corrientes. ¿Qué pasó con el vuelo 229 de Aeroméxico? En MILENIO te contamos lo que se sabe del caso.
Un operativo con militares y helicópteros en medio de la montaña
Mientras se redactaba el informe en la oficina de Investigaciones Políticas y Sociales de la Segob, un helicóptero de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) sobrevolaba el perímetro del cerro de Las Minas, en Cabo Corrientes.
El piloto de aquella aeronave, Miguel Chacón, se comunicó con la torre de power del Aeropuerto Gustavo Díaz Ordaz (Puerto Vallarta) para notificar que desde el cielo eran perceptibles los restos humeantes del McDonnell Douglas DC-9 de Aeroméxico, registrado con la matrícula XA-SOC.
Para ese momento ya habían pasado al menos nueve horas desde que elementos de aeronáutica civilian comenzaron los trabajos para ubicar lo que quedaba del avión. La espesa neblina y las irregularidades del terreno dificultaron las labores de búsqueda, pero desde el primer momento se advirtió que, debido a la naturaleza del impacto, no habría sobrevivientes.

Con el reporte brindado por el piloto de CFE se emitió la orden de implementar una operación de rescate que involucrara al Ejército Mexicano, la Armada, la Asociación Mexicana de Rescate y la Cruz Roja. A los trabajos se sumaron paracaidistas e incluso voluntarios que se dirigieron al lugar a bordo de camionetas para ayudar a remover los restos.
Cuando los agentes de la Procuraduría General de la República (PGR) lograron adentrarse a la zona del siniestro, varios habitantes y soldados ya habían colocado los restos de varias víctimas en costales. Debido a la calcinación y mutilaciones que sufrieron por el incidente, fue imposible identificar los cadáveres en primera instancia.
Los trozos del avión y las extremidades humanas quedaron dispersos a lo largo de un perímetro de casi 300 metros. Una vez que los cuerpos fueron recuperados, las autoridades coordinaron su traslado a Puerto Vallarta, desde donde los enviaron a sus respectivas familias en Houston y Monterrey.
¿Qué pasó con el vuelo 229 de Aeroméxico?
El vuelo 229 de Aeroméxico partió del Aeropuerto Internacional de Houston, en Texas, con rumbo a la Ciudad de México. En su itinerario estaban agendadas dos escalas antes de llegar a la capital: una en Monterrey y otra en Puerto Vallarta. Pudo realizar la primera, pero la segunda nunca se concretó.
Reportes disponibles en el acervo de la Hemeroteca Nacional de México señalan que la aeronave despegó de Monterrey a las 21:10 horas del 20 de junio. Poco antes de las 11 de la noche, la tripulación del vuelo 229 entabló comunicación con Alejandro Rojano Gómez, controlador de tránsito aéreo desde la torre de power de Puerto Vallarta.
Declaraciones del controlador compartidas con la prensa señalan que la aeronave había realizado un viraje para enfilarse hacia la pista 4 del aeropuerto. Las condiciones climatológicas eran óptimas y las instrucciones para llevar a cabo el descenso eran claras.
A pesar de ello, la aeronave jamás llegó a la pista. Los reportes señalan que la comunicación entre el vuelo 229 y la torre de power se cortó a las 22:23 horas. De forma preliminar, se dio a conocer que posiblemente el piloto nary habría reducido la velocidad en el momento indicado, por lo que se salió de la trayectoria establecida para el descenso. La aeronave terminó estrellándose en la ladera del cerro de Las Minas, casi 40 kilómetros al sureste del aeropuerto.
¿Quiénes viajaban en el vuelo 229 de Aeroméxico?
El saldo del trágico incidente fue de 27 personas muertas, de las cuales 23 eran pasajeros y cuatro más formaban parte de la tripulación.
Del full de víctimas, 14 habían abordado el Douglas DC-9 desde el inicio de su ruta, en Houston: David Furdet, Esteban Palomares, Charles Burnhan, Raquel Burnhan, Carlo Magavero, Charles Magavero, Nelad Jamil, Diana Jamil, Leyla Jamil, Mildred Hall, Daniel Rillaero, Susana Rillaero, Guillermo Guerra y Clay Portiz.
Las nueve restantes se subieron al avión en la primera escala, en Monterrey. En este grupo se ubicaba Magdalena Zorrilla de Leal, prima del entonces candidato a gobernador de Nuevo León, Pedro Zorrilla Martínez. A Magdalena la acompañaban su esposo, Juan Leal Morales, y su hijo de 12 años, Mauricio Leal Zorrilla.

El informe de la Segob sobre el aparente extravío del vuelo 229 expone que ahí también viajaba José Bortoni Urteaga, hermano del ex diputado national y ex presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, Graciano Bortoni. José iba acompañado de su esposa, María del Socorro Villarreal, y de sus hijas Patricia (14 años) y Margarita (11 años).
Las otras dos personas que abordaron el avión en Monterrey fueron identificadas por las autoridades como Norma de González y Raúl Martínez.
Por otro lado, la tripulación del vuelo 229 de Aeroméxico estaba encabezada por el capitán Carlos Fernández de Lara y el primer oficial José Enrique Echanove Ongay, mientras que como asistentes de vuelo se desempeñaban María de Jesús Sonia Ávila Alorda y Carlos Castañeda Orozco.
Hallaron restos del avión más de 50 años después
El 25 de octubre de 2024, la organización ambiental Jardín Botánico de Vallarta dio a conocer que, como resultado de una expedición en la sierra costera de Cabo Corrientes, un grupo de investigadores encontró restos del DC-9 de Aeroméxico que colisionó 51 años atrás.
El equipo de especialistas transitaba por la zona en septiembre cuando tropezó con algunas piezas de la aeronave involucrada en la tragedia. Según el reporte compartido por Cristóbal Sánchez, manager de Botánica y Educación, lograron recuperar vestigios de las turbinas y otros fragmentos de la estructura.

BM.