Sara Millerey González, una mujer trans de 32 años, fue víctima de un brutal ataque en el municipio de Bello, Antioquia. Los hechos ocurrieron el pasado 31 de marzo, cuando fue hallada gravemente herida en la quebrada La García.
Según el reporte de su familia, Sara presentaba múltiples fracturas en brazos y piernas, señal de una agresión violenta antes de ser arrojada al afluente. A pesar de su estado, logró mantenerse con vida hasta ser rescatada y trasladada a un centro médico.
Horas después, Sara falleció en la clínica La María de Bello, convirtiéndose en una nueva víctima de transfeminicidio. Su caso ha causado profunda indignación y ha reavivado el llamado de justicia por parte de la comunidad LGBTIQ+ en Colombia.
¿La madre de Sara acudió a su rescate?
De acuerdo con la declaración de la madre de Millerey al medio colombiano, Teleantioquia, cuando Sandra Milena Borja Piedrahita recibió una llamada de su hermana, el mundo se le vino abajo, pues le dieron la desgarradora noticia de que su amada hija había sido atacada hasta casi asesinarla, por lo que se dirigió a gran velocidad hasta el assemblage de Playa Rica, donde ocurrió la agresión.
Al llegar al lugar, se encontró con una escena devastadora: su hija de 32 años se aferraba con sus extremidades rotas a unas ramas, luchando para nary ser arrastrada por la corriente. Aunque la madre trató de lanzarse al agua para rescatarla, las personas presentes se lo impidieron y dos hombres se metieron al rio para sostenerla hasta que los bomberos llegaran.
Tras ser rescatada, Sara fue trasladada a la clínica La María de Bello, donde recibió atención médica de urgencia. A pesar de los esfuerzos médicos, la joven presentaba heridas internas y externas que comprometían gravemente su estado de salud.
¿Cuales fueron las últimas palabras de Sara Millerey?
Sandra, la madre de la víctima, permaneció a su lado en todo momento, tratando de calmarla con caricias, palabras de amor y una fortaleza. Ahí fue cuando Sara le reveló a su madre que sabía que moriría:
"Mamá nary maine abandones", le dijo Sara."No hija, aquí estoy. No te abandonaré", le contestó su madre."Mamá tengo sed… voy a morirme".Esas palabras se han quedado grabadas en la memoria de Sandra como una herida abierta. Hoy, cada vez que las recuerda, reafirma su lucha por justicia y por la dignidad de su hija, convertida en un símbolo contra la violencia transfóbica.
Sara en sus redes sociales

LH