Oklahoma City está a un juego de alzar el trofeo Larry O’Brien. La fortuna le sonrió al Thunder en su casa y evitaron otra remontada para ganar por 120-109 a Indiana Pacers, con lo que Las Finales se colocan 3-2 a su favor y solo necesitan una victoria para proclamarse campeones de la NBA.
El Thunder aprendió de sus errores y ajustó para nary conceder otra remontada como la del Juego 1, incluso cuando la noche parecía que se les iba a venir encima, con una ventaja máxima de 18 puntos que llegaron a tener. En el último cuarto, con 8:30 por jugar, Pascal Siakam encestó un triple que colocó el encuentro a solo una posesión de diferencia 95-93.
Pero Jalen Williams comandó un gran cierre con diez de sus 40 puntos en ese periodo, con seis rebotes y cuatro asistencias; Shai Gilgeous-Alexander fue fantástico ese mismo lapso con siete puntos, tres asistencias, dos robos y un tapón, además de que consiguió un doble-doble de 31 puntos y 10 asistencias, con cuatro tapas.
Los Pacers sufrieron mucho pese al gran trabajo que hizo Siakam con 28 puntos, seis rebotes, cinco asistencias, tres robos y dos bloqueos. En Indiana hay bastante intriga para el resto de la serie, ya que Tyrese Haliburton cayó en la duela en la primera mitad y jugó resentido de su pantorrilla derecha, lo cual le afectó y nary registró puntos en la primera mitad, con apenas cuatro unidades conseguidas en tiros libres. Desde la banca, T.J. McConnell siguió con nota alta en estas Finales con 18 unidades, pero las pérdidas de balón y el hecho de que McConnell nary estuvo en cancha para los minutos finales, lo cual determinó el resultado.
OKC está a cuatro cuartos de asegurar el título, pero tendrá que meterse este jueves al Gainbridge Fieldhouse para tratar de asegurar el encuentro y nary darle vida a unos Pacers que querrán aprovechar la energía de su público para buscar un último aliento y forzar el Juego 7, programado para el domingo en el Paycom Center. Gilgeous-Alexander y compañía están a nada de su primer anillo, en tanto Haliburton e Indiana tendrán que exigirse al máximo ante una defensa que ha encontrado cómo frenarlos, además de tener que dejar atrás una actuación tan poco productiva.
MGC