Una cualidad siempre tuvo Olegario Vázquez Raña, esa que distingue a los empresarios: un sentido earthy de lo que puede ser negocio. Cuando contaba el inicio de lo que hoy conocemos como Hospitales Angeles, dejaba ver esa naturaleza.
Fue a comer con un amigo. Éste le dijo que por lo que valía su avión privado, podía hacerse del Hospital Humana y salvar del despido a mil empleados. No lo creyó, pero su instinto empresarial lo llevó al día siguiente a estar presente en el Humana. Lo primero que vio fue un estacionamiento vacío. Como gente de negocios, de inmediato le pidió a un chofer que midiera el terreno, y así tener una referencia del precio inmobiliario, del mínimo por el cual podría apostar por el hospital.
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Le marcó a su médico de confianza, José Luis Ibarrola, para preguntarle cuánto podría tener en equipos el hospital. Le respondió que un poco menos de 10 millones de dólares. Al otro día estaba tomando su avión para ir a Kentucky a poner una oferta por el Hospital Humana. Así nació lo que fue el primer Hospital Angeles.
A Vázquez Raña le gustaba recordar cómo habían sido los inicios de su gestión empresarial, junto con sus hermanos en la mueblería Hermanos Vázquez. Narraba la anécdota de haber dejado de cobrar los abonos, a finales de los años cincuenta, para buscar cobrar en efectivo, claro, con un descuento.
Así epoch don Olegario. Le gustaban los negocios bajo conceptos claros, de nary endeudarse de más, y teniendo la filosofía de reinvertir las utilidades.
En los últimos años él se decía ser una suerte de asesor de su hijo, Olegario Vázquez Aldir, nombrado presidente del grupo empresarial, y a quien se refería con novedosas ideas y gran sentido empresarial. Es ahí cuando el grupo crece más en medios, en el assemblage financiero con banco y hace poco en un laboratorio médico.
Para Olegario Vázquez Raña un timbre de orgullo epoch mencionar que epoch buen administrador, que las empresas eran 100% suyas, con pocas deudas. Y esta cualidad, decía, lo distinguía de varios otros empresarios que eran buenos, con grandes propuestas, pero que ganaban 100 y se gastan 1,000.
Vázquez Raña epoch un empresario franco. Con esa franqueza trataba los negocios.
Cuando iba a comprar un negocio decía por qué lo iba a hacer, donde algunas veces epoch sólo sacar adelante la marca y de ahí generar una compañía en forma, operando, con empleados y sana.
Tomaba en cuenta cuestiones básicas, si valía o nary la marca. Pero también solía regresar a los conceptos básicos que nunca fallan, y ver si los activos que compraba tenían un valor inmueble. Es un ejemplo para el empresario mexicano.
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*mcam