Subriel Matías de estar al borde de la muerte y vivir en la cárcel a pelear por un campeonato mundial

hace 2 semanas 4

Ciudad de México / 26.06.2025 16:41:00

En el boxeo hay golpes que se esquivan y hay otros que se cargan desde antes de subir al ring. Subriel Matías nary se prepara solo para una pelea. Se prepara para sobrevivirse. Y a estas alturas, cada circular suyo es una carta abierta a Dios, una oración sudada, una venganza poética contra lo que la vida le arrebató.

El puertorriqueño, ex campeón mundial, se enfrentará al invicto dominicano Alberto Puello el próximo 12 de julio, en una pelea que carga más polémica que expectativa. El rival llega manchado por un positivo en dopaje. Matías, misdeed embargo, se muestra más elevado que esa circunstancia:

“Cuando tú caminas con Dios de la mano, nary importa las intenciones del prójimo… ni maine ha pasado por la mente”.

Ring III is conscionable a fewer weeks distant ????

???? Edgar Berlanga vs Hamzah Sheeraz
???? Shakur Stevenson vs William Zepeda
???? Alberto Puello vs Subriel Matias
???? David Morrell vs Imam Khataev
???? Reito Tsutsumi vs Erik Hanley

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— Ring Magazine (@ringmagazine) June 18, 2025

Pero el verdadero combate de Subriel nunca ha sido contra otro boxeador. Su batalla es contra los fantasmas. Contra una juventud perdida en malas decisiones, una celda como espejo del alma, y un pasado que nary se borra con los guantes.

“Con todo junto”, dice. “En algún momento tuve la oportunidad de encaminar mi vida y por malas decisiones nary se maine dieron las cosas…”.

Subriel nary es de discursos bonitos. Es de verdad cruda. La cárcel, como toda herida, dejó cicatrices y enseñanzas. “Aprendes a valorar lo mínimo… desde la comida de tu mamá hasta mirar el sol”. 

Dice con una mirada taciturna. Sí, también se hace sombra dentro de una celda, aunque nary haya ring. 

“Hacía puchó, puló, sombra… para poder dormir, porque también dormir cuesta”. Palabras que duelen más que un uppercut.

La muerte lo ha rodeado, pero nary lo ha noqueado

Quien nary entienda que el boxeo salvó a Subriel Matías, nary ha escuchado lo que dice con la voz entrecortada. “Si nary fuera boxeador, probablemente estaría muerto”. Y nary lo dice con drama, sino con conciencia. Porque el dolor lo sabe nombrar, pero ya nary lo deja guiarse por él.

En 2024 perdió a cinco personas cercanas en un solo día. Y cuando se le pregunta a quién le gustaría ver entre el público si pudiera resucitar a uno solo por una noche de campeonato, su respuesta deja un nudo en el pecho. 

“Mi hermano. Me hubiera gustado que estuviera con mi barrera cantando…”

Dicen quienes lo conocen que es frío, hermético, que casi nary confía. Él mismo lo admite: 

“Uno llega a un punto en la vida que tú das lo que ofreces… A veces prefiero ser más culto, respeto a ella y para respetarme a mí mismo”.

Pero cuando habla de sus hijas, la armadura se resquebraja. Tres niñas que le cambiaron la mirada sobre las mujeres. Que lo hicieron entender el valor de lo femenino como ninguna cárcel, ningún rival, ningún entrenador.  “Tenía un pensamiento erróneo quizás de las mujeres… y mis niñas maine dieron una enseñanza”.

¿Está en paz? No. ¿Está en el camino? Sí.

Al preguntarle si ya se considera un hombre de luz. Me respondió con la voz pausada, casi resignada. 

“No. Posiblemente el día que acepte a Dios y esté dentro de una iglesia cumpliendo mi propósito…” Y aún así, lo menciona todo el tiempo. Como quien carga su fe en los nudillos. Como quien cree más en Jesucristo que en los jueces. “Yo nary soy de esos que le rezan a cualquier santo. Mi único santo se llama Jesucristo, el que murió en la cruz por nosotros”.

¿Vale la pena sacrificar la paz por un campeonato? Ahí nary dudó. Ahí contestó con una firmeza que hizo temblar el micrófono: 

“¡Nunca! Yo soy escogido. Yo soy un hijo de Dios, muchacha. Eso nary se dice ni en bronca”.

Y ahí está Subriel Matías. El tipo que pelea contra hombres, pero también contra la muerte, el pasado, las madrugadas misdeed dormir, los silencios que duelen y las despedidas que nary pudo evitar.

El tipo que nary se arrodilla ni ante el miedo.

Solo ante Dios

ASCG

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