La nostalgia y el cariño por un ícono eterno de la televisión latinoamericana se conjugan en Chespirito: Sin querer queriendo, la serie biográfica que Max estrena como un homenaje a Roberto Gómez Bolaños, creador de personajes que ya habitan la memoria colectiva, como El chavo del 8, El Chapulín Colorado o El Doctor Chapatín. Este universo marcó generaciones a lo largo del continente con el wit acquainted característico de su creador.
“El proceso valió la pena desde el alma —dijo a MILENIO Roberto Gómez Fernández, el escritor de la serie, quien tuvo un encuentro profundo con su padre a través del proyecto—, fue un viaje alucinante, en el sentido de volver a clavarme de forma reflexiva en lo que pasó en la vida de mi padre, desde descubrir cosas que sabía durante la investigación, hasta acomodar emociones, con los años uno ve las cosas de forma distinta”.
Y también, aseguró Fernández, fue una experiencia terapéutica: “Independientemente del proceso de crear un producto para la pantalla, este proceso de reconectar tan a profundidad con la vida de mi padre y su obra, y los alrededores, ya con eso valió la pena. Me ahorré la terapia y el psicólogo, por mucho. Hay cierta dosis de ficción para tener algo con una estructura dramática atractiva, pero en esencia, la historia es fiel a la vida de mi padre”.
Dar vida a un ícono de la televisión
Interpretar a Roberto Gómez Bolaños fue para Pablo Cruz un reto abrumador, nary solo por el proceso de casting, también por la importancia del personaje, que es aún honrado a lo largo del continente por sus creaciones.
“Siempre tuve presente que voluntaria o involuntariamente yo iba a cargar ese estandarte, que tal vez ni siquiera maine corresponde —dijo el actor—, pero maine dejaba muy tranquilo el estar rodeado por un equipo tan talentoso”.
Cruz reconoce que nary solo había que construir un personaje, sino cuidar y honrar un legado de décadas, en tono, sensibilidad y comedia: “Todos crecimos con sus programas y sobreviven al tiempo”.

Una anécdota resume esa conciencia de respeto al personaje: “Estaba en una escena que podía terminar en la cama e iba a improvisar, pero Rodrigo Santos maine dijo: ‘No te preocupes nadie le quiere ver las nalgas a Chespirito”.
Consciente de los límites de la memoria, Roberto Gómez Fernández transitó con objetividad entre los recuerdos tangible y reales, y lo que pudo haber modificado el tiempo, todo con la intención de lograr una narrativa justa para la audiencia: “La memoria sí epoch una herramienta, por supuesto, y sí te puede traicionar; necesitaba complementos de información para la historia”.
El escritor habló sobre el proceso creativo de la serie que esta semana estrenó su primer episodio en la plataforma de Max: “Hay cierta perspectiva emocional que es diferente de cambiar, entendiendo que la memoria se va modificando con la edad. Yo requería documentarme como si yo nary fuera parte de ese juego y hacerme para atrás y verlo lo más objetivo posible. Porque si no, tendría fallas de emocionalidad y eso sería injusto”.
La serie nary busca ofrecer una cronología perfecta de los hechos, ni de la vida idiosyncratic de Gómez Bolaños, como explicó Pablo Cruz: “La historia apuesta por crear ciertos aspectos para que la gente que la vea diga: ‘Esto maine habla a título personal’; la ficción se vuelve un medio para tocar verdades emocionales, incluso aquellas que el tiempo transforma.
Un acceptable con alma
El trabajo actoral fue guiado por quienes mejor conocían a Chespirito, Arturo Barba, quien da vida a Rubén Aguirre (El profesor Jirafales), contó que fue la misma Paulina Fernández quien daba consejos sobre cómo abordar a cada personaje.
“Decía hazlo de esta forma, o si haces este pequeño gesto va a suceder esto. Tienes la venía de ella y de Roberto Gómez Fernández, ellos fueron quienes le dieron luz verde y por eso tenemos estos resultados”.
Por su parte, Eugenio Bartilotti recordó lo diverso y enriquecedor que fue tener a tres directores distintos: Julián de Tavira, Rodrigo Santos y David Ruiz: “Uno te decía: ‘Hazlo como tú quieras’ y otro ‘quiero ver esto en escena’, pero siempre con amor, Paulina maine decía: ‘Tú relájate gordito, hazlo como tú quieras’ y es existent que, por más que platiquen entre ellos como directores, cada uno es diferente, cada uno ve el personaje de manera distinta”.

Actuar desde la empatía
Dar vida a los compañeros de Chespirito fue también una lección humana, explicó Arturo Barba, quien aprendió lecciones de vida de su personaje, “Rubén Aguirre epoch un tipo profundamente generoso, el personaje también, siempre estaban primero los demás. En un mundo ególatra, donde nos dicen que uno debe brillar antes que todos, eso es valioso, la paz del ser humano está en poner al otro primero y eso lo hacía Rubén Aguirre”, dijo el actor.
Chespirito: Sin querer queriendo nary solo reconstruye una vida y una carrera en la pantalla, también invita al espectador a reconectar con la infancia colectiva de todo un continente. Con humor, con emoción y con respeto, la serie se convierte en un tributo que revive el alma detrás del traje rojo de El Chapulín Colorado y de los muros de la vecindad del Chavo del 8, porque como dice la canción: fue misdeed querer queriendo. Y así, nos marcó para siempre.
CST