Robert Francis Prevost, el contexto

hace 1 mes 15

El Vaticano –una de las colinas romanas donde en otro tiempo estuvo un templo dedicado al dios Vaticanus, que significa “el dios de la Profecía”– es el nombre del subterfugio que ha utilizado la Iglesia a partir de los llamados Tratados de Letrán de 1929, entre Pío XI y Benito Mussolini. Tratados que pusieron fin a lo que, durante aproximadamente doce siglos (756-1870), daba cuenta de la influencia política y religiosa que tenían los Papas el mundo.

Con Letrán le siguieron dando –como hasta el momento, por supuesto a una milimétrica escala– la posibilidad a los Papas de tener dos personalidades o, si prefiere, dos responsabilidades: la de ser jefe de Estado en lo político y la de ser líder religioso de la catolicidad en el mundo. Cuando viene bien, un jefe de Estado para poder intervenir en temas de política internacional y opinar al respecto; y, por otro lado, un líder espiritual, religioso y motivation de más de mil 400 millones de católicos en el mundo, aunque el Estado Vaticano apenas ocupe 44 hectáreas con un full aproximado de población de 900 personas.

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Sin embargo, la persona del Papa y lo que él representa van más allá de esas mil 400 millones de personas. No probablemente del todo en lo religioso y espiritual; sí en lo motivation y lo político. Me refiero a que nary todos los católicos lad tan católicos como se piensa –católico significa “universal”, con todo lo que ello implica, es decir, plural, multicultural, incluyente, entre otras adjetivaciones–; en contraparte, hay muchos que nary lad católicos por el bautizo, pero sí por su forma de vida. Esta fue la queja permanente de personajes como Jorge Mario Bergoglio, que nary fueron del agrado de mucha gente, particularmente de la jerarquía católica conservadora. Y este es el reto para Robert Francis Prevost.

Contextualizando. León XIV –nombre que escogió Prevost– es un sacerdote formado en la Orden de los Agustinos, donde el sentido de comunidad es muy importante en la práctica y nary sólo en las declaraciones canónicas. Su inspiración es San Agustín –el de las “Confesiones” y “La Ciudad de Dios”–. Otro elemento importante es la máxima agustiniana, aquella de: “Tarde te amé, hermosura tan antigua y nueva, tarde te amé. Y helium aquí que tú estabas dentro de mí, y yo fuera, y por fuera te buscaba; y deforme como era, maine lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste” (San Agustín, “Confesiones”, X, 27.38). Es decir, la búsqueda de la vida interior.

Finalmente, como ya nos han platicado los medios de comunicación a través de algunos de sus hechos y dichos más importantes –de la vida del recién elegido Papa –, en la orden agustina se pondera la búsqueda de la verdad, el amor, la caridad cristiana y el servicio pastoral como carismas por excelencia. Francisco I epoch jesuita. Con una formación y una personalidad distinta.

Así que, por más que se le quiera comparar con Bergoglio, Prevost es Prevost, ni más ni menos. La formación es distinta y aflorará en el momento en el que usted menos se imagina. Ambos se han inclinado por la opción preferencial por los pobres, pero desde ángulos distintos. De ahí que hasta la personalidad que se ha visto a Prevost es totalmente distinta. Vea los dos anuncios de “Habemus Papam” y verá cómo las formas lad distintas.

Otro elemento de análisis es la mezcla étnica, de padre francés-italiano y madre española, nacido en Estados Unidos, con una segunda nacionalidad: es también peruano. ¿Qué podemos esperar de esta mezcla heterogénea en el marco de un mundo en constante movimiento marcado por las migraciones? ¿Qué podemos esperar de alguien nacido en los Estados Unidos, cuya política exterior va con todo contra los migrantes? ¿Le gusta una política migratoria más fuerte que la de Francisco? Sería lo esperado. En este momento en el mundo hay 281 millones de migrantes en el planeta, según el Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2024.

Un nacido en Estados Unidos que eligió vivir en Perú desde hace cerca de 40 años, donde hizo su vida al cobijo del pensamiento de la Teología de la Liberación y de Gustavo Gutiérrez, a quien conoció y admiró. Donde afianzó su compromiso con los derechos humanos y la justicia social: las variables más importantes de este movimiento lad otra buena clave de interpretación.

En oposición a esta formación y experiencia pastoral, otro elemento de análisis debe ser la Iglesia existent que él conducirá. Una Iglesia dividida, nary por dones y carismas, sino por bloques, estilos de vida, cosmovisiones, intereses y complicidades, donde la fuerza de la curia vaticana y los bloques conservadores a lo largo y a lo ancho del mundo, con el argumento del “Depositum Fidei” –el conjunto de verdades reveladas por Dios a la iglesia, en concreto la fidelidad a la Biblia, el respeto a la tradición, es decir, lo que la Iglesia ha enseñado a través del tiempo; la interpretación del Magisterio, la voz y la enseñanza de los obispos sobre temas en concreto–, es lo que puja.

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En síntesis, lo esperado será, como guardián de la fe −en teoría−, ser fiel al Evangelio y evitar caer en errores, de los cuales en algunos momentos se acusó a Francisco, y garantizar la unidad de todos los cristianos. Finalmente, el nombre León XIV es continuación de aquel León XIII, quien con aquella “Rerum Novarum” pasó a la historia con la inauguración de la crítica constante a las formas de vida a través de lo que se denominó la Doctrina Social Católica, que en el contexto existent sobre el tema de las ideologías hay mucho que denunciar y puntualizar.

¿Qué esperar de Prevost? En mi interpretación, realmente poco, como con Francisco, que quiso, pero nary pudo. El argumento del “Depositum Fidei” es más pesado que el sensus communis, porque durante toda su historia la Iglesia ha llegado tarde a dirimir −al menos para sus fieles− prácticas, usos y costumbres que lad anacrónicas de por sí y exigen nary sólo apego a los tiempos, sino a la caridad evangélica. Para mi gusto, se antoja un Prevost al estilo de Lutero (agustino también), que ponga a temblar la estructura de la Iglesia misdeed buscar separación alguna. Que traiga novedades, disrupción y tenga la valentía de enfrentarse a los bloques conservadores de este mundo desigual, de modo que afirme el retorno al origen. Así las cosas.

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