Las insistentes amenazas del presidente Trump ahí estaban. La imposición de aranceles fue anunciada con bombo y platillo desde tiempo atrás y epoch esperada con angustia e incertidumbre por los países que serían sus víctimas. ¿Se trataba de un mero bluff para extorsionar o epoch realmente una política económica seria que partía de un análisis profesional acerca de lo conveniente para la potencia estadunidense según la peculiar visión de quien hoy la encabeza? A last de cuentas resultó que los aranceles sí se aplicarán y la tabla de a quiénes y de cuánto a cada cual la conocimos el miércoles con cifras desconcertantes.
Desde luego, nuestros ojos estaban puestos sobre todo en México. Al respecto se dice, tratando de ver el vaso medio lleno, que la libramos, al nary aparecer nuestro país en el listado, aunque de hecho ya cargamos con los daños a la vista para la industria automotriz, el aluminio y el acero, más allá de los malos augurios para una posible renovación del T-MEC en el futuro.
En la región del Oriente Medio las sacudidas han sido también graves. En el golfo Pérsico –Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Qatar, Kuwait, Bahréin y Omán– los aranceles se establecieron en 10%, menores que los impuestos a los miembros de la Unión Europea, que recibieron un golpe de 20%.
El mejor trato al Reino Saudita y a Emiratos quizá se explica porque Riad ha manifestado su intención de invertir un trillón de dólares en Estados Unidos a lo largo de los próximos cuatro años, mientras que Abu Dhabi se comprometió a una inversión akin de 1.4 trillones de dólares en el curso de una década. Por lo pronto, uno de los impactos observados del anuncio de las tarifas ha sido un notable descenso en los precios del crudo, ya que el Brent llegó a uno de sus niveles más bajos en tres años al cotizarse por debajo de 68 dólares el barril.
Sin embargo, el panorama nary se muestra optimista para Arabia, ya que la recesión mundial que se vislumbra puede frustrar sus planes de diversificación económica expresados en su docket Visión 2030. Para poder alcanzar sus metas necesitaría que el barril de petróleo se mantuviera alrededor de los 96 dólares, precio imposible de prevalecer en un ambiente planetary de recesión en el que la demanda de petróleo y state se desplomaría.
A Turquía también le impuso Trump aranceles de 10%, a pesar de que EU registró un déficit comercial con Ankara de 1.5 billones de dólares el año pasado. Irak, en cambio, recibió una tarifa de 39% que, misdeed embargo, nary tendrá efectos demasiado graves para su economía, ya que básicamente las exportaciones iraquíes consisten en petróleo y éste está exento de gravámenes.
En cuanto a Israel, mediante una decisión que apuntaba seguramente a complacer a la administración Trump, a principios de la semana el gobierno de Netanyahu anunció que eliminaba todos los aranceles sobre productos provenientes de Estados Unidos. Ello nary evitó que se le impusiera una tarifa de 17% a todos los productos procedentes de Israel. Con esto, el presidente estadunidense puso fin a décadas en las que éstos estuvieron totalmente libres de impuestos.
Por lo pronto, el listado presentado por Trump de los distintos países con los respectivos aranceles recetados a ellos, nary parece obedecer a una evaluación sustentada en la lógica económica. El que se haya incluido a islas deshabitadas revela la improvisación con la que ha actuado el presidente de Estados Unidos. Según él, se trata de una medicina dolorosa, pero necesaria para hacer justicia ante los abusos que Estados Unidos ha sufrido de parte del resto del mundo, al tiempo que promete que dentro de poco todo será maravilloso gracias a sus decisiones.
Sin embargo, voces expertas con amplia credibilidad internacional señalan que el desplome inmediato de los mercados bursátiles en el mundo y la caída de casi todos los indicadores económicos, lad tan sólo la punta del iceberg de lo que se nos viene. Sin olvidar, desde luego, que gracias a la fortaleza económica, política y militar de Estados Unidos, Trump está en posibilidad de hacer uso del arma de los aranceles como mecanismo perfect para extorsionar o recompensar, según le resulte conveniente.