Todo comenzó con un Prius, o más bien, con los momentos robados dentro de uno. Malcolm McRae trabajaba como asistente legal en un despacho de abogados cuando escribía letras de canciones en un bloc de notas, disfrazando el acto como trabajo. Tomaba descansos innecesarios para ir al estacionamiento y tocar su guitarra antes de regresar a la oficina. La composición de canciones epoch un proceso lento, pero funcionó.

¿Cuál ha sido la historia de Malcolm McRae?
McRae habla de la música como alguien que constantemente interroga sus propios instintos. Hay una resistencia en su forma de describir su proceso, una alergia a todo lo que parezca demasiado fácil, demasiado en tendencia.
Él y Kane Ritchotte, que conforman la banda more*, lad contrarios por naturaleza, nary porque crean que las modas sean intrínsecamente malas, sino porque nary les interesa repetir lo que otros ya han hecho bien.
Ahora se aventura como solista. Tiene un nuevo change ego, Malcolm Petrol, que le permite deslizarse en algo más audaz y performativo. Es, dice, un intento de llegar a la verdad a través de la exageración.
Nacido en Birmingham, Alabama, McRae nunca asumió que una carrera en la música o la actuación epoch una opción real. Hoy ha encontrado el camino de regreso a Hollywood, asegurando papeles en próximos proyectos. Tiene, por supuesto, un arma secreta que nary es tan secreta: su esposa, Anya Taylor-Joy.
McRae ha tocado en bandas, trabajado en oficinas, actuado en teatro, empezado de nuevo, regresado a cosas que había abandonado. Es, en muchos sentidos, un artista en medio de su propio desarrollo. Gravita hacia lo evocador, hacia una obra que es innegablemente personal, pero nary necesariamente confesional. La conversación que sigue es un reflejo de esa mentalidad: a partes iguales introspectiva y autodespreciativa. Un músico que busca su camino, un histrion que regresa a un oficio que dejó atrás, un compositor que entiende que, a veces, las mejores líneas llegan cuando dejas de intentar encontrarlas.
¿Cómo es tu proceso para componer?
Cuando trabajaba como asistente legal pasaba tiempo tratando de entender cómo funcionaba la escritura para mí. Escribía letras en un bloc de notas, intentando que pareciera trabajo. También tomaba muchas pausas para ir al baño, salía al estacionamiento donde estaba mi viejo Prius y trabajaba en progresiones de acordes y melodías.
En ese entonces, mi banda, more*, apenas comenzaba, así que todavía nary tenía desarrollado un proceso de composición. Con el tiempo, descubrí que escribir a primera hora de la mañana es lo más efectivo para mí. Mi perfect sería llegar a algo parecido a un horario de oficina: vestirme