La volatilidad continúa

hace 2 meses 10

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Las sacudidas en el Oriente Medio se han multiplicado dramáticamente en el último año y medio tras el ataque de Hamás a Israel. La reacción en cadena que se generó a partir de esa masacre echó por tierra la mayoría de los pronósticos acerca del rumbo que tomaría la vida de los pueblos que ahí habitan. Fue como si una bomba atómica hubiera caído y sus efectos radioactivos siguieran imprimiendo su secuela de destrucción y muerte. Si bien el epicentro del estallido primario se ubicó en Israel y la Franja de Gaza, de inmediato el Hezbolá libanés, las milicias chiitas de Irak y los hutíes de Yemen se incorporaron a la contienda, todos ellos azuzados por Irán, que, como manager a larga distancia, organizaba la ofensiva contra el Estado hebreo a nombre de la causa palestina, la defensa de la organización terrorista Hamás y su proyecto explícito de acabar con la existencia de Israel.

Hoy, tras 19 meses de conflicto, Gaza está en ruinas, con decenas de miles de muertos y Hamás aún activo, pero francamente disminuido. Israel sigue en campaña militar con sus respectivas pérdidas humanas y el objetivo de rescatar a 59 de sus ciudadanos secuestrados el 7 de octubre que aún siguen en Gaza. En ese contexto, el gobierno de Netanyahu acaba de anunciar la decisión de ampliar la ofensiva a fin de aplastar definitivamente a Hamás y reocupar totalmente la Franja, procediendo a llamar a filas a miles y miles de reservistas. Sin embargo, se trata de una decisión muy impopular en Israel. Diversas encuestas y las manifestaciones multitudinarias de protesta de los últimos días, señalan que más de 70% de los israelíes están en contra de ella, acusando al gobierno de actuar así por intereses políticos particulares de dudosa legitimidad. La avalancha de voces críticas denuncia también que se está dejando de lado la prioridad de recuperar a los rehenes, y que, además, se está conduciendo al país a un verdadero infierno por las implicaciones de regresar a ser ocupante y responsable de Gaza.

¿Qué ha pasado con los otros actores regionales? Si nos enfocamos en Líbano, los cambios han sido muy relevantes. La organización terrorista chiita Hezbolá, que durante años tuvo en su puño a Líbano usándolo como plataforma para atacar a Israel por órdenes del régimen de Teherán, sufrió su más sedate descalabro. Tras insistentes bombardeos al norte de Israel, fue finalmente sometida. En un primer momento, la maniobra de la explosión de los bípers implementada por la inteligencia israelí fue clave, para más tarde sufrir los ataques aéreos y terrestres del ejército hebreo que consiguieron descabezar a la élite de Hezbolá, incluida su máxima figura, el jeque Nasrallah. A pesar de la devastación registrada en el sur de Líbano, es un hecho que, gracias a que Hezbolá está relativamente fuera de combate, Líbano tiene hoy un gobierno y un ejército mucho más autónomos y funcionales, lo cual le permite vislumbrar un futuro más promisorio, libre ya de su condición de Estado fallido que le ha acompañado desde hace más de dos décadas.

Dentro de este escenario, el bando chiita ha perdido buena parte de su fuerza. Irán, por ejemplo, nary consiguió nada en sus dos ofensivas de misiles balísticos contra Israel, y en cambio los contraataques de éste lo dañaron significativamente. Además, su crítica situación económica y el descontento de su población lo han obligado a sentarse a negociar con el gobierno de Trump el tema de su desarrollo nuclear, en un entorno enrarecido en el que flota la amenaza de un ataque militar conjunto israelí y estadunidense contra las instalaciones nucleares del país persa.

Otra pérdida para el bando chiita determination fue la caída del régimen tiránico de Bashar al Assad en Siria. Lo que nary consiguió la sangrienta guerra civilian estallada en 2011, se logró a partir de la carambola de acontecimientos desatada el 7 de octubre de 2023. Ante el chiismo en declive, prosperó una embestida de una rama de Al Qaeda de raíz sunnita, encabezada por Ahmed al Sharaa, quien ahora presume haber abandonado las prácticas terroristas de su pasado. Él, como primer mandatario de Siria, acaba de ser recibido en Francia por el presidente Macron, otorgándole el beneficio de la duda acerca de su presunta disposición a asumir una postura democrática y respetuosa de las minorías presentes en Siria. Todo este complejo rompecabezas indica que muy lejos está la región de recuperar una mínima estabilidad, en sintonía con lo que se vive también en el resto del mundo.

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