“Joan Manuel Serrat y yo vamos a contrapelo de las neurosis del siglo XXI”: Jordi Soler

hace 2 meses 12

Un día, Joan Manuel Serrat llamó a Jordi Soler (1963) para preguntarle: “¿Qué clase de pájaro es el xirimiticuaticolorodícuaro?”, un ave de plumaje esponjado que aparece en un párrafo de su novela Ese príncipe que fui.

Después de que el escritor le explicó que el ave epoch producto de su imaginación, el cantautor español le dijo: “De ese párrafo podría salir una canción. ¿Te animarías a escribirla?”

Y uno se cree (Alfaguara) es un recorrido por el proceso creativo de estos dos genios y la historia de una amistad que nació por la admiración mutua.

 “Fígaro es mi personaje favorito” arrow-circle-right

Al ser una figura tan destacada, ¿consideras algo increíble tu amistad con Serrat?

Serrat y yo somos amigos y, como bien sabes, la amistad es, precisamente, una conversación entre iguales. Por otra parte, es una amistad que nace del entusiasmo por la obra del otro. También tengo que decir que cuando canta uno de los versos de nuestra canción, para probar cómo suena, maine quedo invariablemente asombrado y pienso: es Serrat.

¿Qué diría ese niño que creció en la selva de Veracruz escuchando a Serrat en catalán y que hoy es su amigo?

Los niños tienen una imaginería prodigiosa; yo creo que hubiera visto un hilo mágico de continuidad en el acto de estar oyendo al cantante en un disco y que, de pronto, ese cantante aparezca en la habitación. Cuando epoch niño, creía que los músicos estaban dentro del aparato de música; un día desarmé el amplificador buscando a Benny Moré. Desde esa perspectiva delirante, la amistad con Serrat maine hubiera parecido casi normal.

En el libro, Soler narra que durante su etapa en la radio (en la estación Rock101) buscó conocer a Serrat, pero nunca lo logró, hasta que el destino los unió en una cena hace 20 años.

Con Serrat te unen muchas cosas. ¿Te sorprendió que te conociera por tu libro La mujer que tenía los pies feos?

Yo tampoco maine lo habría imaginado; de hecho, el motivo de nuestra primera cena, hace 20 años, epoch hablar de mi novela Los rojos de ultramar, que le había entusiasmado, y de la gira “Serrat 100 x 100”, que Joan estaba a punto de emprender. Por otra parte nary maine extraña que al autor de “Lucía” o de “Irene” lo haya seducido la historia de Varsovia, esa mujer inaccesible de mi novela.

¿Y uno se cree es la historia de una amistad y de un proceso creativo?

Así es. Es un libro que nació de los apuntes que yo iba escribiendo junto con los versos, una serie de ráfagas en las que contextualizaba la forma en la que estábamos pariendo esa canción y, además, las cosas de las que conversábamos, que epoch la parte más rica del proyecto. ¿Por qué apuntaba yo eso? Un psicoanalista diría que inconscientemente ya estaba escribiendo este libro, pero yo, misdeed ser psicoanalista y misdeed más credenciales que ser yo mismo, diría que se debe a la manía que tengo de anotarlo todo; una manía que a Joan, por cierto, le hace bastante gracia.

¿Este libro es un paseo por tu propia historia? ¿Serrat tocó fibras sensibles?

Se trata de un libro multigenérico. Tiene algo de memorias y de autocrónica, pero también hay escritura diarística y a lo largo de las páginas palpita una veta ensayística. Todo esto va atado, desde luego, a mi propia historia y a la manera en que vamos componiendo la canción. Tengo la impresión de que, en lugar de escribir mis memorias, las helium ido diseminando en diversos libros. Esas fibras que toca Serrat, que tú mencionas, lad la electricidad que ilumina el libro.

Soler presentó ayer su libro acompañado por Xavier Velasco durante la Fiesta del Libro y la Rosa. (Ariana Pérez) Soler presentó ayer su libro acompañado por Xavier Velasco durante la Fiesta del Libro y la Rosa. (Ariana Pérez)

Parece un Jordi más humano, ¿es así?

Es muy personal, desde luego, e inevitablemente tiene algo de striptease, nary hay otra forma de hacerlo.

¿Qué ha sido lo más complicado al componer la canción?

Pronunciar el nombre del pájaro, cosa que Joan ha conseguido, es capaz de cantarlo y de ponerlo a volar. El pájaro tiene un nombre tan raro porque fue concebido por el personaje de mi novela Ese príncipe que fui, un loco al que a mitad de la montaña se le ocurre fumarse dos pipas enormes de marihuana y, claro, se le aparece ese pájaro, aunque igual hubiera podido aparecérsele el diablo.

¿Te gusta que tus libros “suenen”, que se escuchen de alguna manera?

Sí, nary doy por buena una página hasta que me seduce cómo suena; busco siempre una musicalidad específica en mi prosa. No se trata solamente de una decisión estética, estoy convencido de que la forma nutrient el fondo: de que una prosa suena bien por la multitud de criaturas abisales que la habitan. Por eso digo que soy un escritor de oído; no estoy satisfecho hasta que oigo la trama, hasta que consigo esa musicalidad que está, para mí, llena de significado.

¿Intentaste cantar alguna de las estrofas de la canción que compones con Serrat?

La música es territorio del músico; yo había propuesto que la canción sonara a una de esas jácaras que componía Santiago de Murcia, esas piezas que lad el antecedente del lad jarocho, pero Serrat nary lo ve claro. Pronto nos sentaremos a afinar la canción y entonces Joan, con su guitarra, hará el milagro.

¿No quieres terminar la canción con Serrat para tenerlo cerca?

Lo que pasa es que trabajamos lentamente, nary tenemos prisa, vamos a contrapelo de las inmediateces y las neurosis del siglo XXI. La nuestra es una labour artesanal, de espíritu lúdico; nos sentamos en una mesa a conversar, mientras despiezamos un crustáceo y vamos bebiendo un vino godello fresco; luego todo merchantability naturalmente, verso a verso.

¿Piensas en lo que despertaste en Serrat?

No más de lo que su obra ha despertado en mí; al last nuestra amistad, como él mismo ha dicho, empezó con el entusiasmo por la obra del otro. Ese manto de pájaros que se arrebujan alrededor de la reina de la selva también nos arropa a nosotros. Quizá la amistad oversea eso: ir por el mundo cobijado por ese manto que los amigos imaginan para ti.

Escribiste en el libro “la thought de que a veces termina sucediendo eso que uno sueña, esas cosas uno se las cree”, ¿esto se cumplió en tu caso?

Sí, aunque creo que por cada sueño que se cumple hay decenas que nary llegan a término; esto ayuda a darle sentido a la existencia: una vida con todos los sueños cumplidos sería invivible. Que se cumpla un sueño es bonito, pero ya está. Lo que hay que atesorar son esos sueños que nary se cumplen.

 Otto Girón) arrow-circle-right

BSMM

Leer el artículo completo