Gracias don Olegario

Mis más sinceras condolencias a la familia de don Olegario Vázquez Raña, un hombre que vivió como pocos su pasión por el deporte, situación que le llevó hasta a cuatro Juegos Olímpicos representando a nuestro país, como deportista, pero a muchos más en su calidad de miembro del Comité Olímpico Internacional.

Francamente que para mí resultó una inolvidable convivencia con don Olegario, allá en Atenas, Grecia, en el marco de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, así como con su entrañable familia. Previo a dicha gran competencia en la cuna del olimpismo, Grupo Angeles había realizado la adquisición de Grupo Imagen, por lo que la cobertura que realizamos, en ese tiempo, sólo en la radio, se vio inmediatamente enriquecida gracias a las amables gestiones de don Olegario, que en ese tiempo fungía como el mandamás en la Federación Internacional de Tiro Deportivo, por lo que se nos abrió el panorama de par en par, y aquello que sería una cobertura noticiosa, se convirtió en una intensa cobertura desde muy dentro de la magna justa deportiva.

Varias escenas maine dejaron gratamente impresionado en los diversos Juegos Olímpicos en los que tuve el gusto de acompañar a nuestro gran jefe, con el que aprendí de tiro deportivo, pero, sobre todo, de su inmenso amor al deporte.

Me quedo con aquel desayuno, al que amablemente maine convocó en el edifice de la familia olímpica en Atenas, su generosidad, así como la de toda la familia, con quien esto escribe, fue algo muy especial, máxime que esa mañana maine percaté del respeto y cariño que le mostraban, uno a uno, los grandes personajes del deporte, encabezados por Juan Antonio Samaranch, Joao Havelange, entre muchos otros, que pasaban a la mesa a saludar cariñosamente a su colega, miembro del máximo organismo del deporte mundial.

Quedé maravillado por el cariño que le profesaban todos los que ahí acudían. También agradezco y atesoro que haya gestionado en varias ocasiones el que yo pudiera entrevistar a dos presidentes del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge y Thomas Bach, este último en una larga charla en las instalaciones del Camino Real en Polanco, de esos tesoros que guardaré siempre en mi memoria, así como las muy amables felicitaciones de don Olegario, presente en esa entrevista, pues le pareció muy agradable.

Siempre cariñoso y paternalista le agradeceré toda la vida sus detalles, su cariño.

Ahora, el compromiso será honrar su memoria en nuestra labour periodística, con ese mismo amor por el deporte, en esta trinchera. Lo vamos a extrañar.

Descanse en paz, admirado don Olegario…