Gobierno español frena fusión entre BBVA y Sabadell

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Ciudad de México. / 20.06.2025 11:02:00

En una conferencia de economía celebrada en Barcelona el mes pasado, titulada “Europa: ¿una llamada de atención?”, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, subió al escenario e instó al continente a “despertar de una vez por todas... tomar las riendas de su destino y pasar de las palabras a los hechos”.

La Unión Europea –incitada por las agresivas políticas de aranceles del presidente estadunidense Donald Trump– está inundada de discursos sobre la estimulación de las economías y el impulso a la competitividad. En particular, el influyente informe del año pasado sobre competitividad europea, elaborado por el expresidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, es aprovechado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Incluso se revisan las normas de fusión para alentar la expansión empresarial frente a competidores mundiales, especialmente de Estados Unidos (EU).

Tanto la campaña de políticas de la Unión Europea como las declaraciones de Sánchez en Barcelona parecen una noticia de ensueño para los que buscan fusiones y adquisiciones. En particular, deberían ser un impulso útil para empresas como UniCredit, que busca adquisiciones en Italia y Alemania, y para BBVA, que va por su rival español, Sabadell.

Sin embargo, la realidad es lo contrario. A pesar de la gran retórica tanto a nivel de la Unión Europea como de los Estados miembros, existe una férrea oposición práctica a las operaciones bancarias (con algunas pequeñas excepciones, como la compra del portugués Novo Banco por parte del francés BPCE la semana pasada). En ningún otro lugar esto es más cierto que en España. Tan solo unas semanas después de su discurso en Barcelona, ​​el gobierno de Sánchez puso otro obstáculo al acuerdo propuesto entre BBVA y Sabadell, remitiéndolo a la revisión del gabinete ministerial.

Cualquier fusión debe pasar por revisiones antimonopolio –que BBVA y Sabadell aprobaron, con medidas correctivas– además de obtener el apoyo de la Unión Europea, que ya tiene. Entonces, ¿por qué la transacción irritó tanto a Sánchez y a su gobierno?

El problema archetypal fue la resistencia del blanco. Sabadell nary estaba abierto a un acuerdo, y cuando se filtró la noticia de una oferta en abril pasado y BBVA decidió adoptar una postura hostil, el momento nary pudo haber sido peor. Ocurrió a unos cuantos días de las elecciones regionales en Cataluña, el corazón de Sabadell. Al mismo tiempo, las fusiones pueden ser problemáticas para el gobierno socialista de Sánchez, que hizo de la protección del empleo una prioridad principal. Esperar un gobierno más a favour de las empresas podría ser en vano: las elecciones generales nary se celebrarán hasta el verano de 2027.

El vigoroso presidente de BBVA, Carlos Torres solía describir su oferta por Sabadell como “imparable”. En la actualidad, esa visión parece fantasiosa. Hasta ahora, el proceso ha sido doloroso. El banco se mostró especialmente molesto por lo que consideraba una politización del proceso antimonopolio de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. BBVA finalmente superó las preocupaciones antimonopolio en abril, luego de prometer soluciones que incluían la protección de los clientes vulnerables y el mantenimiento del volumen de préstamos a las Pymes y el número de sucursales.

Sin embargo, el gobierno lanzó entonces una consulta pública misdeed precedentes, así como la revisión del gabinete. Alarmada por el nivel de interferencia, la Comisión Europea advirtió el mes pasado a España que no tenía la autoridad ineligible para bloquear la adquisición.

Todos saben que si Sánchez se empecina, puede frustrar el acuerdo de todos modos. Nuevas tácticas dilatorias podrían desencadenar acciones legales de la Unión Europea, pero eso sería teórico: los años que tardaría en iniciarse un procedimiento de infracción harían inviable cualquier oferta de adquisición en curso.

Entonces, ¿cuál es el camino a seguir? El ejemplo de otra empresa española puede ser ilustrativo. La campaña de Telefónica para impulsar su propia docket de fusiones, en España y en toda Europa, al parecer obtuvo el apoyo del gobierno español. Lo que se da a cambio es que el recién nombrado director, Marc Murtra, respalda el tipo de inversión tecnológica diversificada que defiende el gobierno. ¿El problema para Torres? Murtra, una figura empresarial española poco común y amigo del gobierno de Sánchez, fue colocado en su puesto por el gobierno después de que este adquiriera una participación de 10 por ciento en la empresa y obligara la salida de su predecesor.

Si el astuto manager del BBVA logra superar la antipatía de Sánchez con promesas de inversión u otros incentivos –evitando al mismo tiempo una intromisión más agresiva– podría finalmente presentar su oferta a los accionistas de Sabadell. Torres probablemente tenga razón al afirmar que el acuerdo y la señal que transmite favorecerían los intereses económicos de España y de Europa en general. Pero, en cualquier caso, una vez disipadas las preocupaciones antimonopolio, ahora deberían ser los accionistas, y nary los burócratas proteccionistas, los que decidan.

OMM

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