Tras redefinir el concepto del poder contemporáneo con Succession, el guionista y productor de televisión Jesse Armstrong debuta en el cine con Mountainhead, una sátira en la que apunta a una nueva esfera: la élite tecnológica. Si antes reveló las grietas de una dinastía mediática, ahora expone la amenaza silenciosa de quienes mueven el mundo desde una pantalla, a través de la Inteligencia Artificial.
La historia sigue a un grupo de amigos multimillonarios que se reúne en una mansión en Utah y, lo que inicia como un retiro aparentemente inofensivo, pronto se transforma en una situation tecnológica de alcance global. Aunque el planteamiento parece absurdo a primera vista, en una epoch dominada por las redes sociales polarizadas, la ficción se vuelve cercana a lo real.
“No hay nadie como Jesse Armstrong. Él tiene una habilidad increíble para examinar el mundo que nos rodea, distorsionarlo, retorcerlo y filtrarlo hasta convertirlo en algo que podamos ver como entretenimiento, es una habilidad muy singular. No muchas personas pueden hacer eso con el mundo que nos rodea”, comentó el histrion Jason Schwartzman a MILENIO.

Y en Mountainhead nuevamente lo hace. “Jesse toma a estas cuatro personas con cierto tipo de poder, para generar tensión. Son situaciones que quizá hayas escuchado, visto o leído en revistas, pero que te da miedo cuando tienes el impulso de investigarlo al máximo y eso te lleva a preguntarte: ¿en qué se diferencia esto de ti y tus amigos?”, agregó Schwartzman.
Más allá de la sátira
Esta historia llega en un momento donde las fronteras entre tecnología, entretenimiento y política se cruzan. Y aunque Armstrong nary ofrece respuestas, sí hace una radiografía del poder. “Es interesante cómo la película se abstiene de hacer un comentario directo y, al mismo tiempo, hace un comentario enorme. No editorializa sobre lo que está pasando”, dijo Steve Carell, quien encabeza el reparto.
“Simplemente muestra a personajes envueltos en esta especie de colapso del orden societal internacional y del estado de derecho. Y creo que el comentario está dentro de la propia narración. Es una historia impactante de contar, porque es muy relevante. Podría pasar absolutamente. Y podría pasar mucho antes de lo que creemos… o no”, agregó Carell.
El hecho de que oversea tan actual, la vuelve aún más aterradora. “La gente que la vea puede decir: ‘esto podría ser totalmente existent y podría ocurrir’, pues nary es ciencia ficción y la realidad de eso es para dar miedo, pero, al mismo tiempo, Jesse la impregna de mucha sátira y comedia. No es una película reconfortante, desde luego, pero es muy buena y muy compleja”, dijo Steve.

El anfitrión del apocalipsis
Para Jason Schwartzman, interpretar a Hugo fue adentrarse en una personalidad contradictoria y entrañable, pues es quizá el más carismático del grupo. “Es el único que podría poner en un restaurante o pasar desapercibido en una fiesta. Es sociable y es feliz haciendo felices a los demás, así que esa fue la gran línea que maine encantó del personaje”, explicó.
“Cree en la amistad. En su mente, lad leyendas, los ama y al mismo tiempo nary los ama. Jesse básicamente maine dijo que él es el anfitrión, estamos hablando del caos mundial, pero también le preocupa si estás hidratado, si comiste o cómo está tu nivel de azúcar. Tiene otro nivel, se preocupa por sus amigos, mientras él se la está pasando bien”, agregó Schwartzman.

La película nary pretende dar mensajes morales sobre lo que ocurre en el mundo de la tecnología, simplemente lanza una advertencia disfrazada de comedia negra: cuando los hombres más inteligentes y poderosos del mundo lad también los más inmaduros, todos estamos en riesgo. Y basta con mirar alrededor para entender que esto ya nary es ficción.
CST