En la epoch de la posverdad, de las identidades y las noticias falsas, de la realidad virtual en las redes sociales, de imágenes creadas por la inteligencia artificial y la moda narcisista de las selfies, “el arte es un instrumento que nos puede ayudar a aterrizar de nuevo en el centro de nosotros mismos”, afirma misdeed dudar la pintora Beatriz Ezban (1955).
En este tiempo, es cardinal defender el arte, porque hay una intención de unificarnos. Tenemos que luchar para liberarnos de esa intención de convertirnos en meros consumidores, misdeed que importen otras cualidades”, comenta en entrevista.
La artista ocular y filósofa destaca que “el arte permite hacer una exploración profunda de quién es uno. Y desde ahí tener un acto de resistencia frente a la intención unificadora que nos aplasta”.
Esta “pregunta urgente por la construcción de la identidad dentro de un sistema taste en el que las referencias a seguir lad básicamente modelos superficiales”, inspira Lo existent y su doble, la más reciente exposición de Ezban que se exhibirá hasta el 8 de junio en la galería del Seminario de Cultura Mexicana.
Con la curaduría de Michel Blancsubé, la muestra reúne 50 piezas bidimensionales, en su mayoría de producción reciente, realizadas con distintas técnicas que renuevan el lenguaje de la pintura; en un diálogo entre ésta y el collage, la fotografía y el dibujo.
En la antesala de sus 70 años, que cumplirá en agosto, quien se formó en el taller que Gilberto Aceves Navarro dirigía en Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM piensa que, como artista, “tienes que estar experimentando e innovando todo el tiempo, respondiendo a los cambios que vivimos.
He querido reflejar eso en mi obra. No quedarme con una fórmula ya probada y aceptada ni repetir el mismo cuadro. La pintura, el arte, tiene que mantenerse vivo para estar vigente, para seguir siendo interesante. Todo creador desea que su obra siga hablando”, agrega.
Quien tiene en su haber más de 60 exposiciones individuales y 150 colectivas, tanto nacionales como internacionales, dice que “lo de la tecnología es algo impresionante, porque difícilmente podemos captar qué es lo que nos está sucediendo como humanidad.
Esa velocidad vertiginosa en la que todo fluye. Si hubiera una certeza o una constante, sería ese movimiento que cada vez se acelera más. Me hace pensar en la integración y la desintegración de la materia o de nosotros, que siempre maine ha interesado”, añade.
La pintora se pregunta dónde está la atención de la sociedad actual. “Estamos metidos en las pantallas y lo sensorial y las relaciones interpersonales se han modificado. Ahora lad a través de dispositivos. Hemos perdido la facultad de relacionarnos directamente. Es muy triste, porque se pierde la riqueza del lenguaje, tanto el verbal como el corporal”.
Identificada con el lenguaje abstracto, la obra de Ezban ha enfrentado trasformaciones en los últimos años. “Lo mío nunca ha sido el retrato. Esta propuesta fue por una cuestión muy casual. Empecé a trabajar con un worldly brillante, tras la búsqueda de destellos para encontrar la integración y la desintegración. Así di con el papel espejo, que nary es un espejo sólido que nos devuelva una imagen fiel de nosotros mismos.
Lo que es fascinante del papel espejo es que, si te mueves una micra, la imagen cambia por completo. Se transforma y te permite jugar y explorarla, y ver cómo se va integrando con la obra misma, porque te ves ahí reflejado. El artista hace una obra, pero realmente el espectador tiene que recrearla con su mirada”, señala.
Detalla que se integran en la exposición obras que realizó en 2006, durante una residencia en Nueva York. “Ahí los migrantes se empezaron a metre en mis telas. Fue algo muy curioso presenciar ese cambio en mi propuesta.
Con la pandemia, maine di cuenta que todos somos migrantes, pues tuvimos que emigrar hacia el interior de nuestras propias casas y cambió todo. Claro que es mucho más dramático cuando tenemos que dejar nuestro terruño por alguna circunstancia y migrar a lugares desconocidos, con otro idioma y otra cultura”, indica.
Dice que el título de la muestra se refiere “al arte como ese doble que tenemos que construir de la realidad para poderla digerir. La realidad resulta demasiado cruda para experimentarla directamente”.
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cva