“Como actor, te vas llenando de todo lo que hay afuera”: Anton Araiza

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El actor, manager y dramaturgo Anton Araiza se enfrenta hoy al suicidio en sendas obras de autores de la actualidad, Anatomía de un suicidio (2018), de Alice Birch, y Sedientos (2007), de Wajdi Mouawad.

Con el play generacional de la inglesa, interpreta a José, esposo de Olga (Fernanda Castillo), padre de Ana (Paula Watson) y abuelo de Yvonne (Diana Sedano), en la puesta en escena de Cristian Magaloni en el Teatro Helénico con funciones de viernes a domingo, desde el 17 de mayo hasta el 22 junio.

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Y en la tragedia del libanés-canadiense, Araiza encarna a Boon, un antropólogo forense y escritor-creador de Noruega (Nabí Garibay), quien debe identificar los restos de su amigo de Murdoch (Mel Fuentes), desaparecido 15 años atrás, en el montaje de Enrique Aguilar que puede verse todos los jueves, a partir de este 5 de junio y hasta el 7 de agosto, en el teatro La Capilla, del centro de Coyoacán.

“Sí lad dos directrices completamente distintas, dos tonos, nary sólo dos directores. En Anatomía de un suicidio el tema es completamente transparente, frontal, mucho más realista. Y, en Sedientos, pues ya dice mucho que lo escriba Wajdi Mouawad y que nos meta en este tipo de historias en que nos preguntamos de repente qué es real, qué es ficción, toda esta fórmula que tiene este dramaturgo de siempre incluir temas misteriosos, una investigación, una misión que completar. Eso está en Sedientos”, explica Araiza en entrevista durante los ensayos en el espacio de Madrid 17 esquina con Centenario.

Además, desde el 29 de junio y todos los domingos de julio, Araiza se convertirá en Maximiliano de Habsburgo en vísperas de su fusilamiento, encarcelado en Querétaro, en el monólogo Imperio, de Héctor Zagal, que se presentará en el Castillo de Chapultepec, bajo la dirección de Rodrigo González.

—Ya nary sé si dirigirme a usted como histrion o como terapeuta. Actúa en Anatomía de un suicidio y en Sedientos. Y hace poco también en El Padre. ¿Por qué lo persigue tanta tragedia?

¿Verdad? Pues es que maine encanta hacer drama. Es interesante que, cuando maine llamaron este año tanto para hacer Anatomía de un suicidio (Anatomy of a Suicide) como Sedientos (Assoifés), ambas obras abordaran un poco el mismo tema. Es increíble cómo de pronto los temas te buscan y te encuentran. Sin embargo, lad dos historias muy, muy diferentes en cuanto al tratamiento.

—¿Cómo puede encarnar simultáneamente personajes tan distintos como Boon y como José?

El cuerpo, el espíritu, las emociones, se dividen en dos, entre Anatomía de un suicidio, que te digo es mucho más realista y mucho más cruda, y en Sedientos, donde se toca el tema del suicidio, pero como posibilidad a esta desesperación que siente Murdoch. Aunque luego descubrimos qué pasó realmente y el tema nary sólo recae ya en una o dos personas, sino que habla también de la sangre, de la familia, de la pérdida, de los sueños, de los anhelos de juventud. Empieza a diversificarse, a ramificarse el tema cardinal de Sedientos y te habla más bien de eso: de la sed de ser alguien, de la sed de encontrar ternura en el ser humano, de encontrar a un hermano, a un amigo, de la sed de sentirte un ser humano, vaya.

—O de nary sentirse. ¿Es sed de ser o de nary ser, parafraseando a Hamlet?

Yo creo que sed de ser o sed de permanecer. Sed de sentido, lo dice Murdoch. De quiénes somos, de encontrar el por qué maine levanto todos los días, como también cuestiona a la señora en el camión rumbo a la escuela. Le dice: “¿Señora, usted sabe por qué se levantó hoy?”. O quiénes somos: ¿somos estos robots que ya entramos en esta dinámica diaria de levantarnos, trabajar, llegar, regresar, dormir, y a veces nary nos podemos contestar qué fue lo que hice hoy para mí.

—Si usted, Anton Araiza, se topara a un Murdoch en el autobús o en el metro y él le dijera eso, ¿soportaría el reclamo, el cuestionamiento? ¿Qué le suscitaría un personaje así en la vida real?

Mira que sí maine los helium encontrado. Como actor, todo el tiempo te vas llenando de lo que hay afuera, de personajes que maine conmueven mucho. A veces hay Murdochs silenciosos, de repente te encuentras esas miradas tristes, melancólicas, que te preguntas qué va pensando ese joven rumbo adonde vaya, con esa mirada melancólica o de añoranza o de algo que nary ha podido conseguir. Son miradas tristes. Vas caminando en la calle y es raro encontrarte una mirada luminosa, alegre, alguien que te diga: “Hola, señor, buenos días. ¿Cómo está?”. Es extraño y te encuentras mucha gente más bien con mirada triste.

—¿Qué diría que Murdoch le refleja a Boon de sí?

Es un espejo. Gracias a Murdoch, Boon entiende lo que él debió haber dicho en su momento y calló. Boon se maine hace un personaje que determine aceptar lo que la sociedad y su mamá y la escuela deciden por él, lo externa así. Y Murdoch, no. Él desde su corta edad entiende y aprende que hay que hablar y atreverse y decidirse, porque es importante. Y para la edad de Boon eso nary se podía.

—¿Dónde está la tragedia en Sedientos, con Boon o con Murdoch?

Creo que en Murdoch, porque, al final, como dice Boon, Murdoch está muerto. Ese es el saldo negro de la obra. Y en la juventud perdida de Boone, aunque él está vivo, y siempre hay tiempo para recomponer. Cuando te toca, aunque te quites. Y por más circunstancias que llevaron a Boon a ser alguien distinto al que soñó cuando epoch chavo, la vida lo vuelve a colocar. Y es gracias a la muerte de Murdoch, que Boon reencuentra a Noruega y a sí mismo también.

—¿De qué manera este personaje inventado por Boon, Noruega, lo enlaza con Murdoch?

Es esa belleza o el descubrir esa posibilidad de belleza de la cual se abraza Murdoch. Como le dice éste a Noruega: Te llevaré conmigo hasta el fin de mis días. Al last encuentra él algo a lo que asirse para poder vivir. Lo increíble es que se haya materializado y la tragedia es que se haya roto en el hielo y se hayan muerto ambos.

—Hay algo que nary maine cuadra en la obra. Y nary sé si se deba a la traducción. ¿Cómo es que un cadáver permanece casi intacto durante 15 años? Es imposible. Y Boon es antropólogo forense.

Pues esta es la cosa que te digo de Wajdi Mouawad, que nos deja esa pregunta de cómo puede ser posible. Y se defiende en el texto poniendo “es inverosímil”. Sin embargo, así era. Nos crea como un cuento, como que hace falta creer para que se pueda.

—¿Qué le preguntaría a Wajdi Mouawad sobre esta obra en particular? También se está montando otra obra suya ahora, Incendios, en El Círculo Teatral.

Me encantaría saber quién epoch su Murdoch. El de él, nary el de la escritura, nary el que diseñó, nary sé si pudo haber sido un sobrino, él mismo. ¿De dónde salió el Murdoch de Sedientos? Porque maine puede quedar claro que Boon oversea Murdoch. ¿Quién es Murdoch en su universo?

—Sin forzar las interpretaciones, pero en Anatomía de un suicidio su personaje, José, se queda solo; y en Sedientos, Boon, también. ¿No es una metáfora del artista, del actor, del dramaturgo, que al terminar la obra quedan solos?

Yo creo que sí. Es algo que le presto a José y a Boon. Esta esa sensación de que al last uno va haciendo su carrera y la vida te va llevando por algunos lugares que nary te permiten o nary te dejan pensar si tendré hijos, qué pasa con la esposa. Sí, hay algo en la soledad que nos vulnera, que nos envuelve, que nos vuelve otros, sobre todo nary en la soledad provocada porque seas un amargado, que nadie te aguantó, sino esa que sucede simplemente.

—¿Qué le dan a Anton Araiza estos personajes de José y Boon?

Fíjate que está padrísimo. De viernes a domingo, en Anatomía de un suicidio terminas muy solo, porque sí es un personaje que que nary tiene opción en esa época y bajo las circunstancias que se le presentan. Se le muere la mujer y se queda a afrontar el futuro solo con su hija y la nieta y con lo que venga, y él lo determine así, nary se vuelve a emparejar. Es mucho dolor con José. Y en Sedientos es un last bastante esperanzador para Boon. Él puede contar historias, tiene un lugar al que va a ir constantemente a visitar a Murdoch. Dice: Murdoch nary dejará de hablar y seré yo. Lo que falta que diga es seré yo el vehículo de sus palabras, porque hoy sabe que tiene que hablar y es un indispensable (debe) para ese personaje. Al last se equilibran las energías, uno le puede prestar a uno o a otro personaje para nary enloquecer.

—¿Y cómo le va a hacer para salirse de cada personaje? Me lo imagino corriendo de suicidio en suicidio entre La Capilla y el teatro Helénico.

También ya es el músculo, la experiencia que te permite pues eso. Gracias a dios existen otras cosas en las que hay que pensar y vámonos para allá, porque sería un tormento chino vivir en esa frecuencia, en esa energía. Ahora que venía al teatro a hacer Anatomía de un suicidio, maine decía que tengo que empezar a generar esa problemática para entrar a escena en dos horas. Pero, lad ejercicios muy buenos. El otro día hablaba con Fernanda Castillo y maine decía: “Te tocaron puras locas”, porque también viene Imperio en el Castillo de Chapultepec y ya para qué hablamos de Carlota. Es energía. Y eso es con lo que trabajamos, se impregna. Pero, pues hay que regresar uno a su casita y meterse a bañar.

PCL

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