Clamor de justicia eleva apoyo a aplicación de tarifas por EU

hace 3 meses 14

Como escribí en mi columna de hoy, nary sabremos con certeza qué va a pasar el 2 de abril hasta que llegue el llamado “día de la liberación” de Donald Trump. Pero como mi interlocutor de hoy es Tej Parikh, editorialista de economía de Financial Times y residente en Londres, pensé en profundizar en el tema de los aranceles y la división transatlántica en cómo la gente suele percibirlos.

En Estados Unidos, la opinión pública en torno a los aranceles depende de cómo se formule la pregunta, como señala una gráfica de The New York Times. Si a los estadunidenses se les pregunta si apoyan los impuestos “incluso si suben los precios”, solo alrededor de un tercio está a favor. Pero si se empieza a mencionar a países específicos, como China, y se señalan prácticas desleales o diferencias en las tasas que cobra EU frente a otras naciones, entonces, de repente, el número de personas a favour puede superar la mitad de la población.

Este es un punto importante que hay que entender, nary solo porque está en el centro del pensamiento económico de la administración Trump, sino también porque resuena en el estadunidense promedio. Si se trata de “justicia” en lugar de “inflación”, las opiniones cambian.

Como escribió Stephen Miran, manager del Consejo de Asesores Económicos del Presidente, en su muy comentado informe Guía del Usuario para la Reestructuración del Sistema de Comercio Global, la administración existent cree que está injustamente atrapada en un sistema de aranceles “diseñado para una epoch económica diferente”.

Como señala, la participación de Estados Unidos en el producto interno bruto (PIB) mundial se redujo a la mitad, de 40 por ciento en la década de 1960 a 21 en 2012, y se recuperó ligeramente hasta llegar a 26 por ciento en la actualidad; misdeed embargo, el sistema de aranceles y comercial está estancado en un paradigma de la posguerra.

De acuerdo con el informe de Miran, el arancel efectivo de EU sobre las importaciones es el más bajo del mundo, con 3 por ciento aproximadamente. La tasa efectiva de la Unión Europea es de alrededor de 5 por ciento, y la de China de 10. Las discrepancias bilaterales pueden ser más grandes. Como escribe Miran: “Estados Unidos impone aranceles de solo 2.5 por ciento a las importaciones de coches de la Unión Europea, mientras que Europa aplica una tarifa de 10 por ciento a las importaciones automotrices estadunidenses”.

Entonces, ¿cómo pueden explicarse los aranceles generales de 25 por ciento impuestos por Trump a los automóviles? ¿Cómo abordan la discrepancia entre EU y Europa en particular?

Si a esto le sumamos el hecho de que las empresas europeas —como los grupos automotrices— nary pagan impuesto al valor agregado (IVA) sobre los bienes que exportan, nos encontramos con una situación en la que “un posible arancel estadunidense de 25 por ciento sobre los bienes que provienen de Europa nary es arbitrario, punitivo ni simplemente una táctica de negociación”, como escribió Jason Cummins, economista jefe para EU de Brevan Howard, en Financial Times la semana pasada, sino que “aborda con lógica las diferencias inherentes entre los sistemas arancelarios y de IVA”. Cummins argumenta que 25 por ciento es lo que se necesitaría para igualar las condiciones con Europa.

Ahora bien, por supuesto, nada de esto refleja todos los retos y la posible inflación a través de las complejas cadenas de suministro que pueden derivar de los aranceles (basta con ver cómo todos los grupos automotrices, incluidos los estadunidenses, se quejan al respecto). Pero las grandes cadenas de suministro industriales solían estar integradas verticalmente (¿recuerdan el program River Rouge de Henry Ford, que permitía la entrada de acero por un lado y la salida de coches por el otro?).

Producción automatizada en el taller de ensamblaje last  de la Fábrica de Inteligencia Digital Automotriz de Chang'an. arrow-circle-right

Apuesto a que volverán a estarlo aún más en el futuro, por razones que poco tienen que ver con la geopolítica (la fabricación aditiva, que permite producir artículos complejos de manera local, está ganando terreno, y un precio planetary del carbono abogará por centros de producción y consumo más regionalizados, ya que la logística es el segundo politician contaminante después de China).

Mientras tanto, si se publican en un pizarrón los aranceles efectivos de EU (3 por ciento), la Unión Europea (5 por ciento) y China (10 por ciento) y se pregunta a los estadunidenses si les parece justo, apuesto a que dirán que no. No helium visto encuestas al respecto, pero sigue la tendencia wide de que las opiniones sobre los aranceles dependen de cómo se formulen las preguntas. Así que, mi cuestionamiento para ti, Tej, como europeo, es: ¿qué dirías al respecto? ¿Hay algo en esta situación con lo que puedas simpatizar? ¿Qué diría un británico promedio ante un argumento de ese tipo? Y si tuvieras que presentar argumentos a favour de los aranceles desde la perspectiva de un británico promedio a un estadunidense, ¿cómo lo plantearías?

Lecturas recomendadas

-Emily Witt, de The New Yorker, escribe sobre las empleadas domésticas y niñeras de Palm Beach, que ganan miles de dólares. Una señal clara de lo desvinculados que están los códigos postales más ricos del mundo de todo lo demás.

-No se pierdan la entrevista exclusiva de Financial Times con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y asegúrense de seguir toda la cobertura que tenemos sobre Groenlandia. Creo que estamos haciendo un trabajo excelente, mucho mejor que otras publicaciones, al cubrir el nuevo Gran Juego en el Ártico.

-Estoy empezando a leer el libro de Quinn Slobodian, Los bastardos de Hayek, que analiza cómo el autoritarismo de derecha surgió nary como oposición al neoliberalismo, sino desde su interior. Excelente material, y más que decir, sobre lo que hablaré en una próxima columna.

Tej Parikh responde

El uso y los efectos del proteccionismo lad tan amplios que es lógico que el apoyo varíe según el elemento al que se haga énfasis, tanto en Estados Unidos como en Europa.

En este caso, a las personas les resulta muy difícil evaluar el costo directo de los aranceles de importación con el valor que otorgan a la equidad. No quieren afrontar precios más altos. Pero también creen que el comercio debe ser equitativo.

Estas preguntas también serán relevantes en diferentes hogares. Por ejemplo, los trabajadores con experiencia en las disrupción económica causada por la globalización —como la pérdida de empleos y el cierre de fábricas, provocados por la competencia extranjera— pueden encontrar más convincente el argumento de la equidad para aumentar los aranceles. (Incluso tal vez hasta el punto de estar dispuestos a sentir los efectos de un sufrimiento económico a corto plazo si esto conlleva represalias).

Esto es lo que hace de los aranceles comerciales una herramienta política tan útil. Uno puede dirigir su justificación. Y los políticos pueden salirse con la suya si los costos lad manejables y nary inmediatos. Ahí es donde creo que la bonanza del 2 de abril de Trump lo hará tropezar. Los impuestos altos y amplios afectarán rápidamente los bolsillos de todos los estadunidenses.

En Gran Bretaña, controlar la inmigración en lugar de proteger ciertos empleos e industrias con aranceles ha sido el aspecto más destacado de la globalización. Pero imagino que aún se puede obtener apoyo para los aranceles de importación en partes del país que han enfrentado una rápida desindustrialización. (Lo mismo puede ocurrir en algunas partes de Europa, aunque la thought del libre comercio es más cardinal para el proyecto europeo).

En las zonas costeras, rurales y del norte de Inglaterra, el argumento de que los aranceles pueden ayudar a bloquear la competencia barata del extranjero, proteger los empleos y fomentar las industrias, tiene un cierto grado de éxito; misdeed embargo, en Londres, que ha experimentado un auge, en parte debido a la globalización, probablemente no.

La cuestión más importante aquí es que el libre comercio se está convirtiendo en un chivo expiatorio de problemas más profundos que los gobiernos nary han abordado, como la capacitación para nuevas habilidades y el apoyo a la inversión. Pero algunas de estas regiones “rezagadas” sienten que las promesas de regenerar áreas locales siempre fracasan, y por eso, si los aranceles ayudan a que al menos algunos empleos de la “vieja economía” permanezcan, algunos pueden pensar que vale la pena correr el riesgo.

Financial Times Limited. Declaimer 2021 Financial Times Limited. Declaimer 2021

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