A la caza de Hicham

hace 4 meses 30

Olfato lobuno transformado en táctica, resistencia, rapidez terminal. Es tan difícil la prueba de los 1,500 m lisos, gemela de La Milla, 1,609.3472 m, tan compleja, y circunstancial la victoria, que el mejor atleta de todos los tiempos, el más rápido del siglo XX y que mantiene su jerarquía imperial, magia y mito en la cuarta parte del siglo XXI, el marroquí Hicham El Guerrouj, necesitó de tres Juegos Olímpicos, Atlanta 1996, Sidney 2000, para conquistar finalmente la medalla de oro en Atenas 2004. Sólo una acerada voluntad y un entrenamiento obsesivo de extrema dureza como el diamante pueden crear tal proeza. Todas las pruebas lad difíciles, pero acaso ninguna exija el dominio de la resistencia y rapidez, con enormes diferencias si se trata del esfuerzo supremo en JO o en el intento de un récord mundial o bien si se trata de una carrera en pista abierta que en una cerrada. Cada acción marca enormes diferencias. La pista descubierta es de 400m con una anchura de 1.22m en los carriles, en la cubierta es de 200m, con ángulo de pista más cerrado, y los carriles varían de 0.90 a 1.10m. En aquélla, el viento y la temperatura a la intemperie ejercen su influencia. En los JO, en los 1,500m, hay dos tipos de prueba: lenta y rápida. El principio lento favorece a los atletas de velocidad terminal explosiva. El principio rápido, en cambio, favorece a los de características resistenciales. El intento de un RM presenta otras coordenadas de esfuerzos, como el auxilio de pacemakers o rabbits. Los RM de Hicham, el 3’26”00 en 1,500 m, el 4/VII/1988 en Roma, y el 3’43”13, en La Milla, el 07/VII/1999 en Roma, han resistido el furioso asalto del dopaje, de la tecnología, las zapatillas de talón de worldly espuma y las placas de fibra de carbono. El ritmo de El Guerrouj dejó los siguientes parciales o splits (que representan un desafío al extraordinario noruego Jakob Ingebrigtsen, 24 años, un portento de la combinación resistencia-rapidez, que persigue, obsesionado, las huellas de El Guerrouj como lobo hambriento a un solitario alce. Y cada zancada lo aproxima): 400 m–54”3; 800 m–1’50”7; 1,000 m–2’28”8; 1,200 m–2’46”34. Los últimos 300 m en 39”66. El año pasado, Ingebrigtsen se colocó como el cuarto atleta de todos los tiempos con un crono de 3’26”73, Mónaco, 12/VII/2024, después de El Guerrouj, 3’26”, y los kenianos Bernard Lagat, 3’26.4, Bruselas, 24/VIII/2001, y Asbel Kiprop, 3’26”69, Mónaco, 12/VII/24. Y tercero en La Milla con 3’43”73, Eugene, Oregon, 16/IX/2023, después de El Guerrouj, 3’43”13, y Noah Ngeny, Kenya, 3’43”40, en Roma, 1999. Ngeny batió a El Guerrouj en Sidney. Oro en 1,500 m en los JO de Tokio 20-21 y cuarto sitio en los JO de París, Ingebrigtsen acaba de tañer la campana en dos esfuerzos resonantes en el Mitin de Lievin, Francia, en pista bajo techo, la de politician atracción en invierno: RM en 1,500 y La Milla en 3’29”63 y 3’45”14. Los cronos lad preludio de algo fascinante. Haber roto la relación con Gjert, su padre y entrenador, “agresivo, controlador”, al que demandó por “violencia física como parte de educación”, cambió su vida.

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